La Línea de Fuego

‘El papel de un cromo’ o los cuentos sin final feliz

Pocas cosas hay para el verano tan refrescantes como sumergirte en un libro de cuentos o relatos cortos. Relatos de esos que te sacian la sed como una botella de agua fría o un chapuzón en la piscina. Con esa idea abrí El papel de un cromo, de Marian Peyró, la última publicación de la editorial Piezas Azules.

Intercalados con fotografías en blanco y negro de ventanas que son estos 20 relatos que no son lo que parecen. En un formato mini, la autora nos adentra en historias que bien podrían ser novelas negras, que indagan en duplicidad y en la cara más tenebrosa del ser humano.

Utiliza Peyró en sus cuentos la violencia, el machismo, violaciones, abusos y locura como hilo conductor. A través de un lenguaje directo y desgarrador, hace que te asomes a cada uno de estos relatos como si fuese una snuff movie. Quieres dejar de leer pero no puedes parar de hacerlo. Asistes como mera espectadora a los hechos que relata la escritora, todos ellos aterradores a la par que, por desgracia, más reales de lo que nos gustaría.

Encontrar espacios para llorar hoy día es difícil. Los horarios están cronometrados al segundo y, en los diez minutos que con suerte tengo entre que acabo de comer y debo salir para recoger a los niños, he descubierto que soy incapaz de relajarme en casa para hacerlo bien. Con prisas no puedo. Ni tampoco pensando que en cualquier momento puede aparecer alguien, el repartidor de Amazon, por ejemplo. Llorar con la oreja puesta en escuchar una llave es molestísimo.

En palabras de la editora, «empieza cercana, cotidiana, casual incluso, y te va llevando sin que te des cuenta a un terreno húmedo y torcido; cuando te quieres dar cuenta tienes lodo en la suela de los zapatos y lo que hay delante es un lago negro y denso y piensas no me hagas pasar por aquí, pero ella te lleva, te sumerge, te hace ir hasta el final, no te permite en ningún caso abandonar a medias». Y es justo así.

Peryró te coge de la mano para no soltarte durante este primer volumen de cuentos, El papel de un cromo, que publica en solitario. Pero, al pasar ese punto final de cada relato, no puedes evitar sentir ese sabor herrumbroso, de óxido, de lo que acabas de leer.