La Línea de Fuego

Sobre la gordofobia y las quimeras de las dietas

La palabra dieta, etimológicamente, se corresponde al conjunto de alimentos que comemos diariamente. Sin embargo, en el imaginario colectivo una dieta siempre viene asociada a restricciones alimenticias, generalmente para perder peso. La mayoría de nosotras se ha visto alguna vez obligada a hacer alguna de ellas. La dieta de la alcachofa, la Dunkan, la Keto, la del ayuno intermitente, los batidos sustitutivos… Todas esas dietas milagro que nos prometían un cuerpo perfecto y digno de orgullo.

Pero todas estas dietas ocultan algo más detrás. Y es la imposición de un único modelo de cuerpo, un canon impuesto que limita qué cuerpo es válido y cuál no, qué forma de comer es la buena y cuál desastrosa. “Hablando en el sentido estricto de la palabra, no existe una única manera correcta de alimentarnos. Basta con mirar los distintos patrones de alimentación que hay alrededor del mundo en las distintas culturas, en los distintos sectores de la sociedad. ¿Quién tendría la autoridad para decir cuál es el correcto? Cuando vemos todos estos patrones nos queda claro que el ser humano está diseñado para alimentarse de forma flexible”, apunta Raquel Lobatón, nutrióloga incluyente.

Raquel apuesta por una visión de la alimentación intuitiva, que abarque la diversidad corporal y basada en la filosofía de Salud En Todas Las Tallas. “La dieta adecuada para cada persona será aquella que se adapte a sus posibilidades, sus gustos, su accesibilidad de alimentos, su tiempo para prepararlos… Básicamente puede ser tan variada como cada persona”, asegura la experta.

Fat Woman Bites Back

A raíz de la idea de un único cuerpo válido, nació hace 28 años el Día Internacional Sin Dietas, de la mano de Mary Evans Young. Young padeció anorexia, pero sin embargo, fue cuando vio un programa en televisión en el que mujeres se sometían a operaciones para perder peso y cuando se enteró de que una chica adolescente se había suicidado por las burlas a raíz del tamaño de su cuerpo cuando decidió que había que actuar. Lo hizo bajo el eslogan “Fat Woman Bites Back” (La mujer gorda devuelve el mordisco).

En este día sin dietas, la idea es proponer un concepto de vida saludable al margen del peso o de la talla de ropa utilizada. Lo hace poniendo especial atención, también, en la industria de productos de adelgazamiento y la importancia de toda la discriminación gordófoba como consecuencia de muchos trastornos de la conducta alimentaria. 

Sobre ello hace hincapié también Lobatón. “La gordofobia, de alguna manera, es uno de los factores que contribuyen al desarrollo de un trastorno de la conducta alimentaria. No quiero decir que sea la causa, pero sí uno de los detonantes”, aclara. 

La quimera de la salud

Cualquier persona con un cuerpo que se salga de la norma ha sido víctima, a lo largo de su vida, de opresión por la forma de su cuerpo y violencia hacia el mismo. Situaciones que van desde encontrar la talla de ropa adecuada, caber cómodamente en asientos de transporte público, sentirse juzgada al comer en público o incluso recibir un mal diagnóstico médico. En muchas ocasiones la comunidad médica tiene ciertas conductas gordófobas para con sus pacientes de cuerpo grande. 

“Muchas veces son mal diagnosticados porque esta comunidad médica todo lo achaca al peso y no van más allá. Por ponerte un ejemplo, una persona que tiene dolor de espalda y va al doctor, le dicen que todo es por su peso y no hacen más estudios. Y muchas veces años después se dan cuenta de que ahí había algo, otra cosa que podría haberse tratado a tiempo y no se trató por esta gordofobia médica”, explica Raquel. Afirma que la opresión y discriminación genera unos niveles elevados de estrés que, a su vez, se asocia a una mayor tendencia a la presencia de enfermedades provenientes de estados inflamatorios. 

Muchos de los comentarios gordófobos que a menudo podemos leer en redes sociales argumentan alrededor de una supuesta mala salud de la persona gorda que, para ser una persona sana, debe cumplir los cánones estéticos establecidos. “La bandera de la salud se ha utilizado como pretexto para seguir oprimiendo y violentando a la gente de cuerpo grande”, dice, añadiendo que aunque fuese cierto que el peso sea un indicador de salud inequívoco, no da derecho a oprimir y violentar a la persona que tiene más o menos peso. Matiza que la salud “está teñida por muchos factores” y que no es un tema moral. 

El peso emocional

Se habla mayormente de la salud física cuando se trata el tema de la gordofobia, pero lo cierto es que la salud que más afectada se ve en este aspecto es la mental e incluso la social. En muchas ocasiones, aunque se haga por desconocimiento y sin una mala intención, los comentarios gordófobos se lanzan sin ser conscientes del impacto que tienen. Pero eso no quiere decir que ese impacto no haga daño. 

Vivimos con una sociedad que dice que la persona gorda lo está porque quiere. Se culpabiliza a la víctima de la opresión del motivo de la misma. “La narrativa convencional sugiere que avergonzar a la gente por su cuerpo la va a llevar a tener mejor cuidado de él, lo cual es completamente erróneo. Es mucho más fácil cuidar de un cuerpo que quiero y respeto que de un cuerpo que me hicieron odiar”, aclara Raquel.

Ejemplos de todos estos comentarios los estamos viendo diariamente en las redes en relación al miedo a engordar de muchas personas durante el confinamiento por el Covid-19. Y este miedo no es más que el miedo a perder unos privilegios de la gente delgada sobre la gente gorda, además de unos privilegios sociales que desaparecerían con el aumento de peso. 

Por ello, una de las formas más importantes de aceptar nuestros cuerpos y sanar nuestra relación con ellos es crear comunidad. Así ha nacido el Fat Acceptance Movement, Stop Gordofobia o el movimiento Body Positive para alertar de la importancia de la aceptación de todas las corporalidades. “Es muy importante contar con estos foros de gente grande que se reúnen para reclamar su derecho a no ser discriminados, a ocupar espacio y a portar su cuerpo en este mundo con orgullo”, dice la nutrióloga. 

Origen colonial y patriarcal de la gordofobia

La gordofobia es una opresión nacida de patrones patriarcales y coloniales. Partimos de la base de la imposición patriarcal de la mujer perfecta, a gusto del hombre. Pese a que también está presente en las corporalidades masculinas, autoras como Nadia Rosso en su ensayo sobre el imaginario en las redes sociales de la palabra “gorda” testifica cómo al masculinizar la palabra siempre se asocia más a apelativos cariñosos, mientras que al feminizarla en una inmensa mayoría de las ocasiones se hace para humillar e insultar.

La autora Sabrina Strings especifica la influencia del colonialismo en el libro Fearing the Black body: The racial Origins of fatphobia, donde cuenta cómo a raíz del colonialismo nace un canon de mujer europea blanca y delgada cuyo canon hay que seguir para ser la mujer perfecta, en contraposición a la mujer negra y gorda asociada a lo que, de ninguna manera, puede ser una mujer. 

Esta opresión racializada continúa estando presente. Muchas personas gordas reivindican también su sitio en los movimientos antigordofobia, que en muchos casos se centran en el eurocentrismo y se alejan de la representación de otras realidades corporales también oprimidas en la gordofobia. Pero para un movimiento realmente libre este debe ser transversal e interseccional, donde todas las realidades sean escuchadas y contempladas para así conseguir ser sanadas.