La Línea de Fuego

Isabel Franc: «Si Jo March hubiera existido, hubiera sido feminista»

Seguro que todas recordáis a Jo March con mucho cariño. Esa mujercita que quería ser escritora, que no se quería casar ni estaba dispuesta a sucumbir a los mandatos que se imponían a las señoritas. Lo mismo le pasa a la escritora Isabel Franc (1955, Barcelona) quien recuerda a Jo como una de sus pocas referentes en la infancia, una «niña con pluma», es decir, que se vestía de hombre y tenía aspiraciones intelectuales.

Montserrat Boix (CC BY-SA 4.0, vía Wikipedia Commons)

Isabel Franc escribió en el año 2006 una novela titulada Las razones de Jo. Novela que, ahora en 2019, ha reeditado con la reciente pero impactante Editorial Ménades, en la que Franc ha sido una de las autoras con las que se ha empezado este proyecto, algo que, sin duda, le hace sentirse «orgullosa» y, además, le da la posibilidad de mejorar el final de su novela que, por razones off the record quedó un poco apresurado la última vez.

¿Por qué era necesario explicar las razones de Jo?

El final «me parecía una situación de injusticia al personaje. Había un final muy decepcionante para Jo, no sólo se casa sino que deja de escribir y encima se casa con el personaje más anodino. Un profesor, mucho mayor que ella que la va a cuidar.» Para colmo, añade Franc, «tiene dos hijos varones, era como un castigo».

Lo cierto es que cuando Louisa May Alcott terminó Mujercitas, hubo presiones para que arreglara lo que había hecho con Jo. Es decir, para que destruyera ese referente femenino con aspiraciones intelectuales que rechazaba el matrimonio. Como afirma Isabel, «sus editores la invitaron a reencauzar a su personaje» y esto es lo que hizo cuando terminó casándola con el profesor.

Por todo esto era necesario explicar las razones que llevaron a Jo a casarse. Pero también era necesario devolverle a Jo el lugar que le habían arrebatado. «¿Cómo podía ir a Nueva York y no encontrarse con las sufragistas?», se pregunta Franc.

«Si Jo hubiera existido sería feminista, sufragista y abolicionista.»

Es algo que Isabel Franc tiene claro, «Jo con sus aspiraciones y sus pensamientos habría sido feminista». Pero es que además, en el momento actual Jo no solo sería feminista sino que «estaría en primera fila con la pancarta, en primera fila con su escritura y en primera fila con sus opiniones.»

«Jo estaría con nosotras en las manifestaciones y sería una de las activistas más reconocidas». Sin duda, estaría muy preocupada por el resurgimiento de la ultraderecha a nivel internacional. Afirma Isabel Franc como ella, no ya como Jo, (curioso que «yo» y «Jo» sean igual en catalán) que ella jamás había tenido esta «sensación de fragilidad, de miedo y de impotencia» que siente actualmente como mujer lesbiana en un país que amenaza con convertirse en otro bastión de la ultraderecha.

«Los referentes de mujeres se nos han ocultado, los de mujeres lesbianas más.»

Jo March interpretada por Winona Ryder en una de las adaptaciones cinematográficas.

Cuando le pregunto a Isabel por los referentes de mujeres de su infancia me comenta que son apenas dos. Jo March y Georgina de Los cinco. Me cuenta que para encontrar referentes de mujeres lesbianas hay que hacer «un ejercicio de arqueología lésbica» para rescatar de la oscuridad a esas mujeres que existieron y que tuvieron relaciones con otras mujeres.

Franc, a parte de escribir, da clases en un máster de género y comunicación en Barcelona. Ella imparte una asignatura sobre literatura lésbica donde ha desarrollado esta arqueología. Los resultados han sido, por ejemplo, el libro Desconocidas y fascinantes. En esta obra que realizó junto con colectivos de lesbianas se cuentan pequeñas biografías de mujeres lesbianas.

Sin embargo, cuando en su clase busca muestras de literatura lésbica, afirma que desde Safo no vuelve a haber ninguna novela explicitamente lesbiana «donde una mujer afirma que es mujer y que está enamorada de otra mujer» hasta el año 1928 cuando se publica El pozo de la soledad de Radclyffe Hall. La siguiente será El bosque de la noche de Djuna Barnes. «No solo no existimos las lesbianas sino que cuando lo hacemos estamos en soledad y oscuridad» bromea Franc con el humor que la caracteriza.

Para solventar este problema, Franc propone revisar los textos ejercitando la arqueología lesbiana «porque hubo mujeres lesbianas, estuvieron ahí y existieron, pero nos las han ocultado».

Reconocerse como sáfica

Como no podía ser de otra manera, la Jo creada por Franc es lesbiana. Sin embargo, cuando nuestra personaje se siente atraída la primera vez por una mujer, duda. Duda de que eso pueda ser real, pues nunca jamás ha escuchado alguna historia de una mujer que ame a otra mujer.

Si bien esta nueva Jo nunca se reconoce como lesbiana, si que lo hace como sáfica. Franc nos muestra aquí la importancia de los referentes para poder, primero reconocernos y, después, nombrarnos. Y es que «no tener referentes es la mejor forma para aniquilar un colectivo puesto que no existimos».

Franc señala también las dificultades que las lesbianas han tenido dentro del movimiento LGTBIQ+ y es que, por ejemplo, en España,:»la ley de peligrosidad social solo afectaba a los gays. Tú podías ir con tu amiga cogida de la mano y darle dos besos, pero claro, eso solo era porque se daba por sentado que las mujeres no podíamos tener sexo. Por eso, cuando llegó la transición tuvimos que gritas: ¡eh, qué estamos aquí!».

«Todas hemos abortado, pero no todas somos lesbianas»

Cuando Jo decide compartir con parte de su familia y con algunas de sus compañeras y amigas feministas y sufragistas su orientación sexual, lo primero que se encuentra es un rechazo. Si bien, el movimiento feminista actual ya no puede calificarse como lésfobo, si que lo fue en sus inicios.

«Yo que soy una mujer de otra época, cuando empecé en el movimiento feminista, en los 80-90, sí que había cierto temor por parte de las feministas a que las confundieran con lesbianas.» Este rechazo dolió a la comunidad lésbica pues «todas gritamos que habíamos abortado, pero no todas eramos lesbianas». Mientras que las lesbianas prestaron su apoyo a las mujeres hetero para conseguir el control y el poder sobre sus cuerpos, las hetero no querían que las confundieran con esas lesbianas.

«El movimiento feminista ha cambiado mucho, ahora se ha diversificado y hay muchos feminismos, y creo, que aunque eso está bien porque ya sabemos todas los matices que hay, debemos buscar el enemigo común, unirnos y buscar puntos de apoyo, en vez de perdernos en nuestras diferencias».

Sobre el camino actual que está tomando el feminismo terminó esta entrevista en la que entre risas hablamos de referentes de mujeres, de referentes de mujeres lesbianas, de un oxímoron como «feminismo de derechas» y de como algunas habríamos sido monjas antes que acatar el camino del matrimonio. También sobre el lesbianismo que desprenden algunos poemas de las místicas. En definitiva, terminamos esta entrevista con ganas de hacer arqueología lésbica para encontrar y leer a más mujeres que rechazaron la imposición de la heterosexualidad y demostraron que las mujeres podemos amar a otras mujeres.