La Línea de Fuego

Cómo me enamoré de Amélie Nothomb

La nuestra – bueno más bien la mía ya que para que fuera nuestra Amélie Nothomb debería saberlo – no es una historia de amor muy larga, es bastante reciente. Todo comenzó en noviembre de 2015 cuando me cambiaron un vuelo y me vi atrapada en un aeropuerto en Roma durante horas. Sola, sin más que compañía que la de Ni de Eva ni de Adán de Amélie Nothomb. Entiéndanme, había mucha más gente en ese aeropuerto pero es los sitios más concurridos en los que puedes sentirte más sola.

metafisicaRemontémonos un poco antes, al por qué él único libro que había en mi maleta era ese. Hacía algunos años había leído en alguna revista de literatura cuyo nombre no recuerdo una buena reseña de Metafísica de los tubos (también de Nothomb). La idea de una novela filosófica escrita por una mujer y en una primera persona de tan sólo dos años me llamó enormemente la atención. Apunté el título en una de esas listas que me hago de «libros que quiero leer» pero ahí se quedó la cosa. Hace ahora dos años, en la estantería del que hoy es mi novio vi ese libro, vi la metafísica de los tubos de mi ahora amada Nothomb y casi me lo llevo (en su lugar me lleve Las vírgines suicidas de Jeffrey Eugenides, que tampoco está nada mal oigan). Después llegó mi cumpleaños y él intentó regalarme a Nothomb, pero no encontró ninguno de los que quería de ella.  Fue entonces, una tarde cualquiera, paseando por una librería cualquiera cuando encontré Ni de Eva ni de Adán y decidí comprarlo. Aquel noviembre lo metí en mi maleta y así surgió este idilio del que hoy os hablo.

Volvamos al día del aeropuerto en Roma, vuelos que cambian de hora y cinco horas por delante en un aeropuerto enano en el que olía a pizza y a capuccino. Empecé el libro y no pude parar. Antes de coger el avión no sólo me lo había leído sino que había releído el final. La historia de amor occidente-oriente o lo que es lo mismo Amélie-Rinri me atrapó y allí, rodeada de una muchedumbre desconocida lloré como si solo estuviéramos Amélie y yo. No penséis que la historia es un drama tristísimo, es que una es muy sensible con esto de los libros.

En esta novela (la primera para mí) Amélie narra un suceso autobiográfico. Ella, nacida en Japón pero de nacionalidad belga, su padre era embajador, había dejado su país con tan sólo 5 años y se moría de ganas por volver a aquella isla. El libro es una mezcla de nostalgia empedernida, de descripciones maravillosas y un relato para entender cómo afectan las diferencias culturales entre oriente y occidente a la historia de amor de dos veinteañeros.

estuporVolví a Madrid ansiosa de Amélie y desde los meses siguientes hasta hoy vivo en una vorágine continua de lectura de novelas de mi amada. La siguiente en la lista fue Estupor y temblores una novela que narra exactamente el mismo año de vida de la autora que la anterior. Sin embargo, en esta no se habla ni una palabra del amor o del joven Rinri, sólo del trabajo que Nothomb desempeñó en Japón durante ese tiempo. Esta novela me encantó porque rompe con el paradigma de que las mujeres solo escriben historias de amor, «cosas de mujeres», este es un retrato completísimo de la mentalidad nipona en cuanto a la empresa que te engancha de principio a fin. Las referencias al amor no son necesarias en una novela que se sustenta por si sola.

Biografía del hambre y El sabotaje amoroso fueron las siguientes. También autobiográficas, en la primera la autora describe desde su más tierna infancia hasta la adolescencia.En un relato de opulencia Nothomb nos cuenta cómo fue sufrir la anorexia en una novela en la que la autora tan pronto está en Japón o en China como se encuentra en Nueva York. El mejor concepto de esta novela (y probablemente de todas sus novelas) es el de «potomanía», tendréis que leer el libro para saber de qué os estoy hablando. En el sabotaje nos cuenta los años que vivió en China y como se enamoró perdidamente de una joven italiana. Una visión intima e infantil de la guerra fría con una historia de amor infantil (y homosexual) para unirlo todo.

El verano pasado le tocó el turno a La nostálgia feliz. De nuevo una obra autobiográfica y es que la vida de Nothomb es tan interesante que es una suerte que haya querido compartirla con nosotras. En esta novelita la autora nos cuenta cómo fue volver a Japón muchos años después de Ni de Eva ni de Adán y Estupor y temblores. El concepto de nostalgia que impregna toda la novela tiene sus orígenes en el significado que esta palabra tiene en japonés. Una nostalgia que no nos pone triste sino que nos alegra por haber podido vivir todas esas experiencias. Estas palabras están actualmente tatuadas en mi piel, como veis, nuestro amor es para toda la vida.

nostalgiaEl que casi fue el primero, Metafísica de los tubos, estuvo en mi estantería varios meses porque no podía leerlo (tenía mis motivos). Cuando por fin, este pasado mes de septiembre me decidí a abrirlo y leerlo volví a recordar por qué amo a Amélie Nothomb. En esta novela, aunque más bien podría ser un tratado filosófico, la autora nos cuenta sus primeros años en Japón. La narradora nos habla en una primera persona que es un bebé, se ha autoproclamado Dios y decide adoptar la forma de un tubo. Nos cuenta sus primeros años en un colegio nipón siendo la otra, la no oriental y esa relación tan especial que mantiene con su niñera japonesa, Nishio-san. Nos habla de cómo fue su relación con su familia, de cómo aprende a hablar, pero sobre todo, nos habla de la vida y nos habla de la muerte y todo con la voz de una niña de dos años. Brutal.

Cosmética del enemigo ha sido el último que he leído y el primero que no es autobiográfico lo cual me confirma lo que ya sabía, que Amélie Nothomb es una gran novelista cuando habla sobre su vida pero también cuando nos cuenta historia ficticias. Actualmente ya tengo en mis manos Diccionario de nombres propios porque Amélie es altamente adictiva.

Amélie Nothomb es genial porque es una de esas escritoras con un estilo tan marcado que podrías reconocer un párrafo suyo entre un millón. Tiene un don para las descripciones, sobre todo para contar sus alocados pensamientos. Pero también tiene un punto de cinismo ácido, de sinceridad que hace que , como yo, te enamores perdidamente de ella. Nuestra historia ha sido de esas que cuesta que arranquen, también de las que han tenido sus interrupciones, pero, en definitiva, es una de esas historias que cuando empiezan son imparables.

«El agua no puede retenerse. Sí, te regaré, te prodigaré con mi riqueza, te refrescaré, saciaré tu sed, pero qué sé yo lo que será el curso de mi río, nunca te bañaras dos veces en la misma novia.» (Ni de Eva ni de Adán, Amélie Nothomb).