La Línea de Fuego

Amar peligrosamente

   Las relaciones sociales son un puzzle de 5000 piezas, su interpretación es más difícil aún.

   La semana pasada ardían las redes sociales con razón a la crítica de Nuria Roca sobre la forma de expresar el amor de Cristina Pedroche hacia su novio. La presentadora criticó en su blog que la Pedroche hacía un flaco favor a las mujeres cuando explica lo enamorada que está de David Muñoz, no por lo enamorada que esté, sino por como lo dice y lo que transmite en frases como «Soy tuya», «Todo lo bueno me pasa gracias a él» «cuando tenga un hijo nunca lo voy a querer tanto como a David», «No supe nada de él en 13 horas».

   La vallecana, no tardó en contestar a Nuria Roca. Lo hizo de una manera simple, como si de una conversación se tratase y de una manera simple fue desde el contenido; parece que no entendió que el problema no es estar enamorada, sino lo que en sus frases transmite como periodista y como personaje público ya que sus palabras tienen cierta repercusión en las adolescentes de hoy en día ¡y era lo que nos faltaba! Esto me hizo pensar sobre qué es el amor y qué es una relación consciente y sana.

   Para vivir en pareja hay que saber vivir solo, no ver al otro como una media naranja, sino como una naranja entera o como ¡la pera! pero que eso no influya en nuestra independencia y en nuestro espacio. Con esto quiero decir que no hay que generar un control sobre el otro y que la ausencia del mismo provoque una ansiedad incontrolable.

 El amor romántico que entendemos no es el amor verdadero. Mi profesora de comunicación y género decía siempre ¿Sufrir por tí? ¿Morir de amor? ¡Una vive de amor, no muere de amor! Nos solemos enamorar de las personas que dejan cicatrices, y no de las que dejan huella, que es bastante diferente.

  La concepción ideal del amor ha creado muchos problemas, tanto a hombres como mujeres, que han sido víctimas de sus propias idealizaciones. Con esto no quiero decir que no haya que ser cariñoso, atentos, detallistas, y proclamar a los cuatro vientos lo felices que somos, pero siempre cuidando nuestras palabras. No quiero ser tuya, quiero ser mía y a veces compartirme contigo siendo libre. Es necesario ser consciente en que estamos convirtiendo nuestras relaciones, no podemos crear un personaje a nuestro antojo, no podemos permitir que esa persona que tenemos a nuestro lado cumpla unas expectativas. Las expectativas solo deben ser sobre nosotros mismo y no podemos dejar en otras manos nuestro bienestar. Estar enamorado es algo fantástico, sientes que una persona te aporta, te equilibra, es como si te pusiesen ruedines para que no vayas tan rápido, pero nunca debe convertirse en un control o en una posesión que pueda crearte una inestabilidad emocional. Una pareja sana comparte su felicidad y no la deposita en el otro.

  No creo que no haya nada peor a ser dependiente emocionalmente y eso es algo que se puede desaprender.  No creo que sea algo sencillo, porque al final nos acostumbramos a tener algo a nuestro lado que nos hace la vida más fácil, por seguir estereotipando. Tolerar, amar, respetar, estar solo, reflexionar, oxigenar, respirar, dejar que entre aire nuevo entre una relación y otra, para algunas personas es todo un logro. Hemos visto la soledad como algo malo cuando es solo otro estado y será malo dependiendo de lo que estemos haciendo con ella.

  Anteriormente hablaba de que no podemos dibujar a nuestra imagen y semejanza a aquella persona que tenemos al lado, pero la clave es reflejar las cualidades que buscamos en la pareja ideal,  si quiero que alguien sea cariñoso conmigo, intentaré mostrarme cariñosa y así con todos los adjetivos y para todas las relaciones. Eso no quiere  decir que quiera diseñar a una persona, sino es saber como esa persona completa es la adecuada para ti y así dejaras de usar el verbo ‘buscar’ a alguien, ya que eso implica ausencia. Las personas ‘aparecen’ en tu vida y  ‘crean’ una relación.

   Si tienes que forzarlo no es tu talla, esto se aplica para anillos, pantalones, zapatos, relaciones y amistades.

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