La Línea de Fuego

Feminicidios franquistas

Daría y Mercedes Buxadé Adroher, dos hermanas enfermeras brutalmente violadas y asesinadas por falangistas en Mallorca. Fotografía: Cadena Ser

La dictadura franquista no terminó como resultado de una revolución radicalmente democrática y popular, sino fruto de la propia muerte de Franco. La vida del autodenominado Caudillo de España por la Gracia de Diosacabó de forma lenta y dolorosa, viviendo en sus propias carnes una minúscula parte de los terribles sufrimientos y padecimientos que infringió a todos aquellos que se opusieron al golpe de Estado contra el gobierno legítimo de la Segunda República un 17 de julio de 1936, hace ya casi 80 años.

Y no solo eso, sino que las colas para darle el último adiós fueron kilométricas. Murió Franco, pero lo que no murió totalmente fue el franquismo sociológico, que seguía formando parte de toda la estructura social, cultural y política del país. De un día para otro, los capataces del franquismo pasaron a ser demócratas ejemplares e incluso fundaron partidos políticos. Pero ya conocen la moraleja que encierra la fábula de Esopo, el fabulista de la Antigua Grecia: “Aunque la mona se vista de seda, mona se queda”. Y así sucedió.

Un 15 de octubre de 1977, el gobierno presidido por Adolfo Suárez (Unión Centro Democrático), definido por analistas y políticos como la crème de la crème de la centralidad y la ejemplaridad democrática, promulgó la Ley de Amnistía (Ley 46/1977, de 15 de octubre, de Amnistía), blindando judicialmente a todos aquellos que, en nombre de Dios, habían cometido crímenes de lesa humanidad durante los casi 40 años de impunidad franquista.

Hubo para todos los gustos: contra políticos y republicanos de izquierdas y derechas, comunistas, anarquistas, homosexuales y cualquier otra persona que se opusiera a la ideología franquista y que su insensatez llevó a defender al gobierno de la República.

Y luego está el terrorismo machista, las represiones que sufrieron las mujeres por el hecho de serlo y que incluyeron violaciones, abortos forzados, descargas eléctricas en zonas genitales, robo de bebés, purgas con aceite de ricino e incluso golpes en el estómago y en el hígado al grito de “ahora ya no parirás más puta bruja”.

La injusta Justicia española permite la impunidad y no existe una investigación judicial efectiva, ni hay personas condenadas por los genocidios cometidos durante la guerra civil y la dictadura. Lo que por simple cuestión de salud y justicia democrática debería ser un asunto de Estado es siempre iniciativa de familiares, afectados y asociaciones.

Ha sido la organización Women’s Link la que interpuso el pasado miércoles en Argentina una querella histórica por los crímenes de género perpetrados por Franco y sus acólitos. La organización ha pedido a la jueza argentina María Servini de Cubría que amplíe la causa por la que juzga el genocidio (único proceso en el mundo que juzga los crímenes del franquismo) y que investigue también los feminicidios franquistas.