Escribir empieza siendo casi siempre un sueño, o un capricho, o una vocación imaginaria; pero el sueño, el deseo, el capricho, no llegan a cuajar en nada si no se convierten en un oficio. Cualquier oficio requiere una inclinación poderosa y un largo aprendizaje. Antonio Muñoz Molina Me encontré…
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