La Línea de Fuego

Elizabeth Duval: “El entrenamiento para ser mujer, también mujer trans, es convertirse en objeto de deseo de los hombres”

Elizabeth Duval (c) Hannah Waheed

Me encuentro con Elizabeth Duval a las puertas de una cafetería cerrada. La pandemia ha hecho que muchos negocios reduzcan su horario y nos vemos en la necesidad de buscar otro lugar para sentarnos a conversar sobre Después de lo trans. Sexo y género entre la izquierda y lo identitario (La Caja Books). En una cafetería que hace esquina en el barrio de Lavapiés encontramos una mesa. 

El libro y la gira de presentación han tenido una acogida “muy positiva”, aunque Duval admite que echa en falta respuesta de los interlocutores que aparecen en el libro. Esa respuesta, me cuenta Duval, “espera que llegue”. La autora madrileña reconoce también que está viviendo esta gira de manera más tranquila después de que Twitter suspendiese su cuenta hace unas semanas. 

Acoso en las redes: “al final, de manera un poco triste te acostumbras a la violencia”

Las redes sociales, como no podía ser de otra manera, aparecen en esta obra cuando se habla del acoso que sufre mucha gente trans, no solo activistas por los derechos de las personas trans, sino personas trans que utilizan, como muchas otras, esta red social en su vida cotidiana. Si hay algo que Duval deja claro en este libro es que ella está “hasta el coño de lo trans”. También nos cuenta que no se siente discriminada por su condición de trans y que está cansada de que la tachen de activista del colectivo; ella no hace activismo, solo se expresa desde su vivencia. Es por esto que sigue recibiendo acoso en las redes sociales, un acoso al que Duval resta importancia: “es muy difícil que te de igual (el acoso) completamente, puedes hacer abstracción de las cosas, pero sí que tiene que importar un poquito.” Duval me comenta como, a raíz del borrador de la Ley Trans, el debate sobre lo trans en Twitter se ha radicalizado y es ahora muchísimo más violento, aunque siempre será menos virulento que alguien que te grite por redes sociales a que lo haga cara a cara.

Esto del acoso, afirma Duval, “también es una cosa de curtirse y de haberlo experimentado ya mucho. Cuando sales en periódicos como El Mundo a los quince años dando entrevistas sobre el tema trans, pues, de repente, una buena idea sería no mirar los comentarios, pero si los miras descubres una cantidad de comentarios muy desagradables. Al final, de manera un poco triste, te acostumbras a la violencia y asumes que está ahí y no va a dejar de estarlo”. 

Discursos, diferencias y espacio público

Duval analiza en esta obra una cuestión bastante polémica. Hace tiempo que la lógica nos ha llevado a afirmar que cuando se habla de algo, es mejor que lo haga una persona que lo ha experimentado. Por ejemplo, si vamos a un congreso sobre lactancia materna y todos los ponentes son hombres cis, ya podemos imaginarnos cómo será el congreso.  “Una cosa también es la legitimidad o la importancia que otorgamos a los discursos y otra cosa simplemente es el estar autorizado para hablar. A lo mejor, con toda probabilidad si un tío blanco de por aquí se pone a hablar de la situación de las mujeres afganas, será algo bastante menos importante que lo que las mujeres afganas tengan que decir.” Duval plantea la necesidad de abrir los debates a personas que no hayan experimentado las vivencias. No se refiere a que todos los ponentes de un debate sobre lo trans sean cis, pero sí a que también la gente cis hable: “creo que si obligamos no solamente a minorías, sino a mayorías demográficas como son las mujeres, a que todo el rato estemos hablando de aquello que trata nuestra diferencia, no se nos otorga legitimidad en el espacio público para tratar otros temas, dedicarnos a otros temas o a hablar sobre ellos y creo que en ese proceso a largo plazo, una de las claves para solucionarlo es que en ese debate pueda haber un cambio de interlocutores mucho más amplio”.

Aquí recoge la autora una demanda del feminismo, aquella que pide que se nos dé legitimidad para hablar de más cosas a parte de la opresión que sufrimos las mujeres en el mundo patriarcal. Recuerdo cuando las compañeras de Píkara expresaron su malestar porque solo las invitaban a congresos periodísticos con perspectiva de género y no a ninguno sobre periodismo digital, cuando fueron pioneras en este modelo de negocio.

Autodeterminación de género: “encontrar no es elegir” 

La conversación va fluyendo y llegamos a uno de los puntos más candentes del debate sobre la Ley Trans: la autodeterminación de género. Duval afirma en su obra que encontrar no es elegir. El encuentro de una identidad no es una elección. Por ello, la autodeterminación no es una elección voluntarista, sino el encuentro de esa identidad. Hemos visto como se ha intentado, desde los sectores transexcluyentes, dar la vuelta a este concepto para decir que cualquiera puede elegir su género. “Se ha tergiversado lo que era este concepto. A nivel jurídico y legal no es otra cosa que el reconocimiento de la identidad libremente manifestada. Pero, de pronto, de forma un poco maliciosa, tienes las declaraciones de Carmen Calvo que afirma que si las personas trans pueden decidir, elegir, escoger su identidad libremente, se pone en cuestión los fundamentos para el resto de españoles y esto trae la idea de que ya no se trata de una cuestión jurídica sino de un debate filosófico conceptual sobre para qué somos libres y qué clase de libertad tenemos a la hora de escoger nuestras identidades”, afirma Duval.

La autodeterminación está quedando “pervertida”; por ello, Duval plantea que “hablemos con otro término que no sea la autodeterminación de género” como podría ser, por ejemplo, “el reconocimiento del género”. Divagando sobre lo que es ser mujer y la experiencia compartida, terminamos comentado el capítulo de Jules de la última temporada de Euphoria. En él, Jules nos cuenta cómo ha construido su feminidad para ser un objeto de deseo a ojos de los hombres. Esta experiencia no es exclusiva de las mujeres trans, sino que es común a todas las mujeres, nuestra feminidad está construida bajo una óptica masculina.

Elizabeth Duval explica los procesos de adquisición del género en su obra, unos procesos “que no son exclusivos de las personas trans, sino que se aplican a todo el mundo de forma general”. “El entrenamiento para ser mujer, y también para ser mujer trans, es convertirse en objeto de deseo de los hombres, esto es una experiencia más o menos universal y compartida” afirma la autora, quien también se lamenta de que, muchas feministas transexcluyentes, cuando hablan de los distintos procesos de socialización que viven las mujeres cis y trans, no tienen “la buena voluntad para comprender estas experiencias cotidianas. Yo puedo decirle a esta gente que he recibido muchas más agresiones verbales por la calle por estar con otra chica que por ser trans, o cuantos babosos se me han acercado por la calle, pero creo que les daría más o menos igual que les contara que hay una experiencia de la feminidad más o menos compartida”, concluye Duval. 

Feminismo ilustrado transexcluyente

Entre estas feministas que no reconocen a las mujeres trans como mujeres, encontramos a las feministas de la ilustración, que son, además, el grueso del feminismo académico en nuestro país. Toda aquella que haya cursado estudios de género o feministas, habrá coincidido en las clases con alguna de estas pensadoras. Duval, centra la crítica en el discurso de una de ellas, Luisa Posada Kubissa: “me parece muy revelador el momento en el que Posada Kubissa admite que por no querer esencializar no podía encontrar una esencia única a la categoría mujeres, pero que tenía sentido una identidad estratégica mujeres. Me parece muy sincero, lo que no entiendo luego es por qué de repente, también desde este feminismo muy ligado a la igualdad, se ha incorporado toda una retahíla de cosas del feminismo de la diferencia para legitimarse, todas las vinculaciones entre mujer y naturaleza o lo sagrado, también muy relacionado con los genitales. Se han hecho estas vinculaciones desde una rama que estaba en oposición”. 

“Creo que muchas veces para intentar recubrir un impulso irracional, intentamos construir una teoría que aparente ser racional a su alrededor. Creo que eso es lo que estamos viendo ahora” afirma Duval y nos lleva así a la cuestión central de este debate. El impulso irracional de la pérdida de hegemonía y de poder que está sufriendo el feminismo de la ilustración al ver que hay otros feminismos que quieren expandir el sujeto para que quepamos todas está llevando a esta oleada de violencia y acoso contra las mujeres trans: “Cuando se trataba de la ponencia de la Ley Trans que redacta también el PSOE hace unos cuantos años, eso tenía el visto bueno del Registro Civil, del Ministro de Justicia del Primer Gobierno de Pedro Sánchez, los mismos términos y el mismo mecanismo jurídico tenían su validez. Pero ahora, dependiendo de quien lo está proponiendo, parece que deja de ser válido o hay una oportunidad para la sospecha” 

Ley Trans: una lucha de poder

Llegamos así a hablar sobre el borrador de la Ley Trans presentado por el Ministerio de Igualdad que está siendo atacado desde los sectores transexcluyentes, también desde sectores del PSOE, afirmando que podrá haber fraude de ley y que gracias a la autodeterminación, un hombre que haya ejercido violencia de género podrá eludir la ley autodeterminandose mujer. Sin embargo, todas sabemos que en todas las leyes puede haber fraude: “cuando se promulga cualquier tipo de ley, no se impide que esa ley se ponga en práctica porque pueda ocurrir un fraude de ley, porque en todas las leyes los hay”. 

Para salir de este debate enfangado por la retórica transexcluyente, Duval plantea que nos fijemos más en “por qué está sucediendo esto, cuáles son los intereses de que suceda esto, qué personas están detrás. Más allá de los argumentos falsos que se puedan promover, por qué se está dando un debate en estos términos y con esta violencia en la escena actual. Seguramente, la gente no sepa que Amelia Valcarcel es Consejera de Estado por el PSOE o la gente no sepa de los vínculos de cada una de estas personas con el PSOE. Puede que la gente no sepa que Ángeles Álvarez salió con la bandera trans en 2017 frente al Congreso y luego se vuelve portavoz de la Alianza contra el borrado de las Mujeres, justo cuando deja de tener tanta influencia. Creo que estas cosas pueden ser bastante iluminadoras para ver cuáles son los impulsos individuales que llevan a las personas a defender estos postulados más allá de la turba tuitera”, apela así a la lucha de poder que estamos viviendo.

Elizabeth Duval afirma en su obra que Después de lo trans es lo último que dirá sobre el tema trans. Me pareció oportuno pedirle que imaginase que esta es la última entrevista que concede sobre el libro, que la gira ha terminado y, por fin, tiene que decir sus últimas palabras sobre el tema trans. Tras pensarlo unos instantes me respondió un mensaje esperanzador: “todo esto pasará”.