La Línea de Fuego

La importancia de lo cotidiano de ‘Donde planean los pájaros’

Abrí Donde planean los pájaros (Piezas azules) sin saber muy bien qué me iba a encontrar, sin conocer a su autora ni saber qué dirían sus versos. Lo cerré con sensación de casa, del placer de las pequeñas cosas, con ese sabor que te deja una taza de buen café, el calor de la familia. Sabiendo que Mara Carver trae a la poesía una alegría de la que fue despojada hace mucho.

Detrás del seudónimo Mara Carver se encuentra Carmen Berasategui (Vitoria, 1978), que además de poeta y creadora de arte gráfico edita en Trampa Ediciones. Dirige también el Festival Nudo, de poesía desatada, que tiene lugar en Barcelona y donde se busca unir el arte con otras disciplinas artísticas, que van desde proyecciones de videopoesía y conciertos hasta exposiciones de poesía visual y un mercadillo «para los hambrientos de poesía».

Desde La Línea de Fuego hemos hablado con Mara (o Carmen) sobre Donde planean los pájaros, la cotidianidad, la maternidad, las voces femeninas y la necesidad de la poesía en estos días.

– ¿De dónde nace ‘Donde planean los pájaros’?

Donde planean los pájaros es tanto un lugar real y tangible como un estado anímico en el que me he hallado los últimos años. Es la terraza del piso al que me mudé durante mi primer embarazo y es el seísmo emocional que sentí con la maternidad, con todas sus luces y sus sombras. Mudanza y maternidad vinieron de la mano. Casi todos los poemas que habitan el poemario fueron escritos bajo la luz poderosa de esa terraza.

– ¿Por qué firmarlo bajo pseudónimo?

Dentro de mí existen muchas mujeres, sería antinatural constreñirme a la que revela mi DNI. Gracias a la poesía y el arte podemos jugar a lo imposible, a inventar mundos, a permitir que no muera el misterio. Me apetecía el seudónimo como decisión lúdica pero también necesaria; como Carmen Berasategui soy consciente de mis limitaciones, como Mara Carver ni las vislumbro. 

Esa necesidad de desdoblamiento también la plasmé mostrando tres mujeres en la cubierta, ellas son un canto a todas aquellas que deseo seguir siendo, mujer, hija, madre, amante, poeta, hermana, amiga, lectora, etc. Me siento todas y cada una de ellas. Todas dentro de su pureza y complejidad.

– En muchas ocasiones asociamos la poesía a un plano quizás más oscuro del ser humano, pero tus versos destilan siempre ganas de vida y son capaces de ver lo bello hasta en lo cotidiano. ¿Hace falta una visión poética, digamos, más optimista? En términos más generales, ¿hace falta un soplo de aire fresco para la poesía?

Uno de los errores que cometemos, a mi juicio, es hermanar la poesía con melancolía. Es cierto que la tragedia, las injusticias, la tristeza son caldo de cultivo para la creación; pero hay poesía tremendamente luminosa también, que nos hace gozar y valorar el mundo que nos rodea. 

En mi caso, toda mi creación parte de la experiencia personal, pienso que lo más sincero es escribir sobre lo que nos rodea; la cotidianidad (el hogar, el amor y la familia, los viajes, el paisaje, los recuerdos…) es el núcleo esencial de mi poesía. Yo soy tremendamente optimista y alegre, y eso es lo que refleja mi poesía, en cierto modo. Para escribir, como decía Oscar Wilde, solamente hay dos reglas: tener algo que decir y decirlo. Y todos tenemos cosas que contar, como mínimo a nosotros mismos.

– Hablas mucho en tus poemas de tus embarazos, de tus hijos, de tu familia. ¿Cómo se concilia la vida familiar con la artística?

FATAL, jajaja. En primer lugar no creo que exista hoy en día una verdadera conciliación para la madre artista trabajadora, a no ser que viva de su arte. El baile yo+pareja+trabajo+creación+niños+ocio+dormir es una hazaña; normalmente descuidamos algunos de esos factores, en mi caso me gusta crear por las noches, cuando la casa está en silencio, así que se ven perjudicadas mis horas de sueño. 

Confieso que vivo en una eterna frustración pues me encantaría irme al campo a escribir durante dos meses sin ver un alma. Por otro lado, la felicidad que me proporciona mi familia y las cosas que vivimos juntos son motor para la escritura; voy a recoger moras una tarde con los niños y eso me supone una inspiración extraordinaria. A medida que disfrutas de pequeños grandes momentos quieres transmitir aquello, dejarlo plasmado para la posteridad, aunque sea para la minúscula posteridad de tu familia. 

– En el poemario también alternas tus versos con fotografías y collages, ¿es la poesía un arte multidisciplinar?

La poesía es un género libre que discurre cual torrente, no tiene porqué componerse únicamente de versos. Puede hacerlo. Pero desde hace ya décadas ( y diría siglos) que coquetea y se enriquece de su fusión con otras disciplinas. A mí me interesa en todas sus formas, desde el puro verso desnudo hasta esos nuevos lenguajes que nacen al hilarse con la fotografía, el vídeo, el sonido, la performance o las numerosas disciplinas que nos rodean en la actualidad, incluyendo el arte digital.

En Donde planean los pájaros los poemas casan muy bien con las fotos y collages, pero en el escenario me gusta unirlos con música y videopoesía. 

– Desde hace unos años a esta parte, la poesía ha renacido para un ocupar lugares en las librerías y en las estanterías de lectores que hasta ahora habían ocupado otros géneros, ¿crees que necesitábamos una poesía más fresca para que volviese a las estanterías?

Quizá sí. Es una verdadera alegría que los jóvenes vuelvan a leer poesía, aunque sea atraídos por los instapoetas o la poesía más digerible que publican algunos sellos. Así como han cambiado nuestros hábitos de consumo y de ocio, ha cambiado la forma de escribir poesía y la forma de consumirla. Lo importante es que se escriba, que se publique, que se lea, que se compre y que se vaya a ver poesía en directo, otra experiencia. Es un círculo maravilloso que beneficia a todos.

-Se están rescatando también cada vez las voces femeninas literarias, ¿crees que es algo necesario?

Necesario e imprescindible. La mujer nunca ha dejado de escribir, pero su reconocimiento era muy tímido y su presencia en el mercado anecdótica. Pocas mujeres han sido tomadas en cuenta por su talento, es así de desalentador. Afortunadamente esto está cambiando, ahora hay editoriales que publican literatura escrita por mujeres (Torremozas, Tránsito,…) , que osan sacar poemarios de poetas que no tuvieron el espacio que merecieron en su día (Somos libros); también el proyecto “Cien de cien” desarrollado por Elena Medel tuvo su importancia. Vamos poco a poco, pero por buen camino.

-¿Cuáles son tus referentes literarios?

Yo tengo tres grandes amores, que son Raymond Carver, Alejandra Pizarnik y Julio Cortázar. Luego les seguirían Simone de Beauvoir, Ángel González, Marguerite Duras, Pessoa, Pedro Salinas, Gabriel Celaya, Virginia Woolf, Kundera, Oliverio Girondo, Pablo Neruda, Ramón Gómez de la Serna, Rosa Montero, Karmelo Iribarren, Herman Hesse, Poe, Chantal Maillard, Bertrand Russell, Szymborska, etc. (¡estoy sufriendo!).

-Si tuvieses que dar recomendaciones a alguien que nunca ha leído poesía, ¿cuál sería tu respuesta?

Comenzar por una poesía sencilla que facilite identificarse con lo que narra el poeta. Yo empecé con Vicente Aleixandre y Pedro Salinas; a partir de ahí, no pude parar. Hay infinidad de poetas con los que estrenarse, desde los micropoemas de Ajo o haikus de Benedetti, hasta la poesía de Luna Miguel y María Sánchez (todo lo que hace La Bella Varsovia me gusta) o los versos más cotidianos de Karmelo Iribarren. También, y por qué no, un buen poemario para empezar es el mío, Donde planean los pájaros, que promete poesía cercana y sencilla.

Mediados de marzo y ya abraza el sol. Tranquila,
contemplo los tejados que me rodean. Pienso en todas
las vidas que habitan esos edificios.

¿Habrá una sola persona que se sienta igual de feliz
que yo?

Puedo ver el mar desde aquí.