La Línea de Fuego

La pasión silenciosa de Inés Martínez García que grita por la sororidad

La búsqueda de nuevas voces en la Literatura actual es constante. Y cada vez más esas voces tienen nombre de mujer, mujeres jóvenes que exploran desde una narrativa poética que nace dentro hacia afuera. Es el caso de Inés Martínez García, que con Pasión silenciosa (editada por Liberoamérica) ve su primer poemario publicado.

En poco más de 70 páginas, Inés ahonda en su interior para dar con una voz especial que busca respuestas a lo que somos como individuo para acabar encontrando lo que somos como grupo, como una colectividad de voces que gritan a favor de una sororidad que se extiende cada vez más.

Hablamos con la autora de esa necesidad de escribir, de cómo desembocan los caminos de la Literatura por derroteros que a veces no imaginamos, referentes literarios y feminismo.

-¿De dónde nace la necesidad de escribir?

Es una pulsión. Yo empecé a sentir, digamos, un ronroneo en mi interior cuando era pequeña. Mi madre me leía todas las noches y yo fantaseaba con escribir libros similares cuando fuera mayor. Poco a poco, sentí esa pulsión, una vibración que me hacía llenar cuadernos y diarios con historias, poemas, relatos de ciencia ficción y mis fantasías románticas. Conforme iba cumpliendo años esta vibración aumentaba: tengo diarios, cuadernos sobre lo que sueño, cuadernos con cartas que nunca enviaré, relatos, poemas en inglés, proyectos de novela a medio hacer, etc.

-¿Cuáles son tus referentes poéticos en particular y literarios en general? ¿Crees que hacen falta más referentes femeninos en este campo?

Por suerte cada vez conozco a más escritoras que me gustan y me hacen ver las cosas de otra manera. En poesía, Sylvia Plath encabeza la lista, seguida de Anne Sexton, Pizarnik y Emily Dickinson, por supuesto. Pero me encantaría citar a alguna poeta contemporánea que sí ha hecho que mi escritura se defina más de cara a lo que comienzo a escribir nuevamente: Claudia González Caparrós, Emily Berry, Indira Carpio… Luego, en literatura en general: Jane Austen, Clarice Lispector, Delphine De Vigan y Amelie Nothomb. Ellas me inspiran y me provocan muchas sensaciones. ¡Pero te podría dar una lista mucho más amplia y específica si tuviéramos el espacio o la oportunidad! 

No creo que haga falta más referentes femeninos como tal, si no que sigamos leyendo mucho y descubriendo nuevas voces para tener la oportunidad de enamorarnos y dejarnos llevar por escritoras menos conocidas, desconocidas o vírgenes en terreno narrativo/poético. Ahora estamos ampliando miras de las escritoras de entonces, escritoras que tenían una voz potente pero más silenciada que Plath, Lispector o Sexton, pero sí noto que en la actualidad hay mucha gente escribiendo, mucha gente con ganas de publicar o publicando, pero solo se da bombo a un sector algo sesgado.

-En el texto ‘Día 1: luna azul’ y algunos posteriores hablas de un grupo de mujeres reunidas que se adentran en el agua, quizás como acto de sororidad. ¿Necesita el mundo de la poesía más sororidad?

Sí, el poemario parte del individuo, de la soledad y el viaje que hacemos para encontrarnos por los páramos del amor, la amistad, el propio cuerpo, etc., pero es en colectivo, junto a las hermanas, donde el corazón y la piel ganan calidez de nuevo: el renacimiento. No he leído mucha poesía que toque demasiado la sororidad, quizá algún poema suelto, pero sí, creo que es una temática importante y se puede abordar de muchas maneras. Yo no era consciente de que estaba haciendo un poemario con un final muy feminista, empoderador y en total sorodidad hasta que no lo leí varias veces y una amiga me hizo un análisis, increíble he de decir, del libro.

-En tus poemas hay muchas alusiones y referencias al mar, ¿a qué se debe? ¿Estableces una analogía entre el mar y la vida? ¿Entre el mar y la poesía?

En realidad escribí parte de ese libro en la playa, en Almería. Estar todo el día rodeada de agua y de humedad tiene bastante repercusión. Además, me encontraba triste así que me sumergía, me quedaba mirando el infinito dentro del agua y me dejaba llevar por la corriente, mimetizándome con el mar. Ahora lo hago, esté triste o no, me meto en el agua y ya soy esa sirena de la que hablo en el libro. Las letras luego llegan solas. Así que… sí, para mí el mar, el agua, los bosques, ¡los pájaros! son poesía. Todo ello, la vida y lo que está vivo en ella, es un todo, una sanación. 

-¿Tiene para ti la escritura de poesía una especie de efecto catártico, de autoencuentro con una misma? ¿Es la poesía reparadora?

El otro día preguntaba si escribimos para sanarnos o para hundirnos más. A veces tengo dudas acerca de si escribo algo en un acto de masoquismo o para que deje de doler y comenzar a sanar. Pero sí, tengo claro que la poesía es un bálsamo, la escritura en general es un bálsamo. Escribir de forma sincera, con crudeza e incluso con cierta violencia es como mirarse al espejo. 

-Has participado también en la antología ‘Liberoamericanas. 140 poetas contemporáneas’, ¿cómo ha sido la experiencia de compartir páginas con tantas autoras?

Pues es realmente gratificante ser parte de un libro único, de un libro que reúne a tantísimas autoras de tantos países y regiones diferentes. Además, no hay en la actualidad antología mayor, al menos de jóvenes poetas contemporáneas. 

-¿Crees que es necesario incentivar a que se lea más poesía? 

Creo que hay que leer más, en general. Casi siempre consumimos cultura y leemos las mismas personas (y a las mismas personas). Hay un sector gigantesco de la población que no lee y menos aun poesía. Pero hay otro sector que sí lo hace. Leen a Marwan y a los cantautores de moda. No quiero meterme en qué está bien o mal, qué tiene calidad o no. Porque al menos con estos autores mucha gente lee y compra libros, pero no llegan a adentrarse en lo que yo creo que es pura poesía. Al menos estamos haciendo que la poesía deje de ser un género casposo, como dice mucha gente. Gracias a muchos recitales, slams, jams y redes sociales estamos haciendo que la poesía esté más presente. Que guste más o menos la poesía que tiene esa presencia ya… es cosa del lector. 

-¿Tienes algún nuevo proyecto entre manos?

¡Sí! Estoy trabajando, despacio, en mi primera novela. Además, espero que en 2020 llegue a ojos de todo el mundo el fanzine poético-fotográfico que Iosune de Goñi y yo llevamos tiempo creando. Va a ser muy bonito. 

No tengo alas de pájaro porque tengo el corazón

abierto en el bosque,

el corazón abierto en la marea,

el corazón caliente entre mi piel fina».