Si eres, como nosotros, un niño de los 90, probablemente recuerdes Las Chicas Gilmore como una serie insulsa y edulcorada que pillabas de vez en cuando en La 2 antes de comer. Ese era al menos mi caso. Me sabía la historia, veía de vez en cuando algún capítulo, pero en general no me gustaba mucho; me daban un poco de rabia las dos protagonistas y no entendía muy bien de qué iba la cosa. Pues bien: como muchísima gente, cuando salieron los cuatro episodios de Gilmore Girls: A Year in the Life me picó la curiosidad y rebusqué un poco. Resulta que en la séptima y última temporada, hubo desacuerdos entre los creadores y los productores y los primeros dejaron la serie, por lo que esos últimos episodios no eran el final que sus creadores originales (y guionistas principales) deseaban. Así que después de casi diez años se quitaron la espina y rodaron cuatro episodios con el final que ellos habían querido contar desde un principio.
Como la mayoría de seriéfilos, decidí que tenía que ver las siete temporadas, pero esta vez en condiciones. Y me encontré con una serie (en su versión original; cambia muchísimo, os lo aseguro) tremendamente adictiva, feminista (aunque tiene contradicciones, no nos vamos a engañar, ¿por qué nadie menciona en toda la serie la posibilidad de que Lorelai hubiese abortado?), inteligente e ingeniosa. Y como aquí nos encantan las series y los gifs, quería compartir mi obsesión, ahora que me queda muy poco para terminar de verla por fin, dándoos razones para verla. No os arrepentiréis:
1. Café; mucho, mucho café.
No hay capítulo que vea en el que no me pregunte cómo puede dormir por la noche esta mujer. Es exagerado.
2. Una serie que desde el primer capítulo tiene varias menciones a Kerouac bien merece una oportunidad.
3. Lo que nos lleva al siguiente punto: libros, montones de libros.
Hay incluso un Rory Gilmore Challenge, en el que alguien se ha dedicado a elaborar una lista con todos (y son muchos) los libros que Rory lee a lo largo de las siete temporadas.
4. Los novios de Rory. Podrían ser tres arquetipos de los chicos de principios de los 2000.
5. Paris y Lane. En algún artículo leí que las dos mejores amigas de Rory son, junto a Lorelai, los dos personajes en los que los guionistas introdujeron más conciencia feminista. Sin embargo, en la última temporada lo estropearon un poco.
6. Emily Gilmore.
7. Las referencias a la cultura pop. Es una de sus mejores bazas: sus diálogos (abundantes y rapidísimos, por cierto) están repletos de referencias a la telebasura, a las series, pero también al pop y rock y a la gran literatura. Puros 2000.
8. Stars Hollow. ¿Cómo en un pueblo tan pequeño y aparentemente aburrido pueden pasar tantas cosas y haber tantos personajes excéntricos?
9. Casi todas las frases de Lorelai. Todo hay que decirlo, Lauren Graham consiguió darle vida y que todos le cogiéramos cariño a Lorelai. Rory, en cambio, se hace odiosa en algunos momentos.
10. Fue una serie creada (en los 2000) por una mujer y su marido (que no al revés), protagonizada por dos mujeres, en torno a la vida de dos mujeres, en cuyas vidas los hombres tienen un papel importante aunque secundario. Aunque ahora nos parezca algo ingenua y pánfila, fue pionera. Y es entretenida, cómica y dramática como la vida real.
Detrás de la apariencia de serie edulcorada y simple (luego ves que no lo es en absoluto), hay unos guiones ingeniosos e inteligentes, críticas a la sociedad norteamericana, ironía, situaciones reales y unos personajes a los que es imposible no tomar cariño. Así que sí, hay que verla, porque es una opción perfecta, nostálgica y refrescante, a las series de moda de ahora.