La Línea de Fuego

‘A girl riot’

En 1991, un joven de El Salvador fue abatido a tiros en Washington D.C. por un policía. La activista y músico Jen Smith  respondía al suceso con estas palabras: “We need to start a girl riot(Tenemos que empezar una revuelta de chicas)”. Ese sería el origen del término “riot grrrl” (una mezcla entre “girl” y “grrr”); el origen del mayor movimiento de empoderamiento femenino en la historia del rock.

Hartas del imperio masculino en el rock, un grupo de chicas en Washington empezaron a hacer mucho ruido. Ya entre finales de los 70 y principios de los 80, el nacimiento del punk y el caldo de cultivo en el que se gestó propiciaban una escena diferente, más plural y abierta, menos encorsetada, en la industria de la música. Los grupos punk a menudo incluían a mujeres entre sus filas y se comenzaba a ver como algo normal, o al menos más habitual. El punk supuso además un cambio en la forma de hacer música; ya no tenías que ser un Jimi Hendrix para tener éxito, al contrario, cuanto más sucia tu música y menos trabajada, mejor.

Pero eso no era suficiente. Ellas querían ser las protagonistas, tocar en un grupo, que las tomasen exactamente igual de en serio que a sus colegas masculinos. Movimiento político, cultural, musical, no fue meramente un nuevo estilo o una nueva forma de hacer música; fue una auténtica revolución. Como dijo Kim Gordon, de Sonic Youth: había que “bombardear el centro neurálgico de la falocracia del rock”. Esa frase tan estereotipada de “romper los moldes” se aplicaba perfectamente a lo que hicieron estas mujeres.

Apoyadas por muchos de sus colegas, algunos tan famosos como Kurt Cobain (el grunge, y muy en especial Nirvana, también haría mucho en sus letras por reivindicar la figura de la mujer y la igualdad, pero eso daría para otro tema), comenzaron a hacer de todo, desde punk y garaje hasta pop pasando por rock alternativo, con unas letras que iban desde la violación a las relaciones y a la política, llegando a temas tan extremos como Dead men don´t rape, de 7 Year Bitch.

Pero nos estamos adelantando. El origen de todo esto está en los fanzines que comienzan a surgir a mediados/finales de los 80, sobre todo en la ciudad de Olympia (Washington), de los cuales el más significativo será Bikini Kill, fundado por Kathleen Hanna y Tobi Vail (que luego formarían el grupo del mismo nombre) en 1990. Detrás de estos fanzines están las que luego serán las integrantes de los principales grupos del movimiento riot.

Otro de los grupos clave del movimiento riot: Bratmobile.

Otro de los grupos clave del movimiento riot: Bratmobile.

Si hay un nombre central en todo esto, es el de Kathleen Hanna. Ella es la cantante y la líder de Bikini Kill, el grupo más representativo de la oleada de bandas, es la voz principal del movimiento y la más radical. En sus conciertos era una bomba de energía, animaba a las chicas a ocupar las primeras filas y mandaba a los chicos al fondo. Puede verse como una acción radical,  pero tal vez si pensamos en cómo era hasta entonces el mundo del rock, donde, salvo excepciones, el protagonismo lo tenían los hombres, donde los abusos sexuales eran cosa común en los conciertos… quizá se necesitaba algo tan radical como esto.

Los conciertos de estos grupos llegaban a ser performances; Kathleen Hanna, por ejemplo, se llenaba la cara de purpurina y se pintaba la palabra “Whore” en la tripa. Era activismo político y feminista, pero el mejor tipo de activismo que puede haber: a través de la cultura.

La lista de grupos es interminable: Bratmobile, 7 Year Blind, L7, Sleater-Kinney, Hole (sí, el grupo de Courtney Love)… Cada lista es subjetiva, ya que del rock suave y melancólico de Sleater Kinney a las letras de Bratmobile hay un mundo; pero no es cuestión de estilos, sino de actitud.

Y como sobre música se puede escribir mucho, pero está hecha para ser escuchada, os dejamos esta lista de Spotify que resume bastante bien el movimiento riot.