La Línea de Fuego

«La sed» de Paula Bonet

Por Verónica Living (@cardiodrama)

La sed nació de un desgarramiento, de un temblor enorme, capaz de desplazar la tierra.

Así es como empieza la nueva obra de Paula Bonet, y nos pellizca y nos tira de la piel para llevarnos por un recorrido emocional, a un lugar interno, crudo, roto. Porque La sed es una ruptura, con una misma y con lo que la rodea.

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Pero también es un aprendizaje: el de la soledad. A través de tres historias con tres protagonistas, Lupe, Monique y Teresa, Paula nos cuenta con dibujos, pinturas y grabados qué es la soledad. A qué sabe, qué tacto tiene, cómo duele. Y cómo, simplemente, existe, está ahí, y es lícita. Cómo podemos afirmar que ese dolor es real, tener la licencia de sentirlo y hablar de él, hablar de nosotras, gritar.

La sed es eso: un grito. Un canto a la necesidad del sufrimiento, de pasar por ahí y recrearte en ello, de un proceso por el que hay que pasar con los ojos y las tripas bien abiertas, y empaparse de todo. Y es un grito con voz de mujer. De muchas mujeres. No solo de las que protagonizan este libro y quien lo escribió, si no también las voces de aquellas que nos despertaron, que sintieron todo el dolor del mundo y la libertad de escribirlo, de escribir y hacer arte, que también gritaron alguna vez. Están en este libro las voces de Clarice Lispector, Siri Hustvedt, Anna Ajmátova, Anne Sexton, Patti Smith, Marina Tsevetáieva, María Luisa Bombal, Sylvia Plath, Victoria Ocampo, y de todas, porque podemos ser cualquiera. Es fácil sentirse identificada en este libro, porque lo que narra son ficciones reales. Porque habla de ser mujer, de sufrir, de sexo, malestar, dolor, soledad, ausencia, ruptura, muerte, del grito y el acto liberador que es y que vuela en estas páginas.

Es un libro bello y duro, con sus pinturas al óleo que invitan a la piel, sus dibujos con grafito que aluden a lo dúctil de las emociones, y sus grabados que corroen los surcos. Y con todo el valor de las palabras que reúne.

Percibo en el aire cierto olor a muerte, quizás sean la angustia y sus réplicas. Quiero hablar de ellas. De los cuerpos, del temblor. De esta libertad que me quema en las manos.

Por cierto, si os perdisteis la presentación del libro en Madrid, donde Paula habló mas en profundidad sobre su libro y el proceso de creación, escribí aquí sobre ella.

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