La Línea de Fuego

Septiembre

Apenas quedan días para que empiece mi mes favorito del año, Septiembre, ese que todos odian, que nadie quiere que llegue porque supone el fin de Agosto, el mal catalogado por todos como «mejor mes del año», de todos los años.

Agosto, que se llama así por el emperador romano Octavio Augusto, para mí no es sinónimo de grandeza sino de soledad. De mi ciudad vacía. De mi casa vacía. De bipolaridad. De confusión. De altas temperaturas que me impiden pensar en una ciudad en la que sale fuego del asfalto.

Este Agosto ha sido particularmente difícil, una montaña rusa de emociones, de nombres, de hombres. Como siempre, yo sólo quiero que llegue mi amado Septiembre. Con él llega la paz, la estabilidad, se acaban los estupores y los temblores. Septiembre es el mes de los  principios. Sí, las cosas no comienzan en Enero, el año nuevo real es en Septiembre. Todo comienza aquí. Las hojas se empiezan a caer para que otras nuevas puedan salir, las que quedan se tornan anaranjadas, un tono mucho más bello que el bronceado veraniego.

Agosto es el mes del deshielo pero Septiembre es el mes del principio.